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Chistes de locos

Ya decía Aristóteles que no hay genio sin un gramo de locura. En cualquier caso, los manicomios son cantera interminable de chistes pasados de rosca. Genialidad o locura, quién sabe, pero siempre los más absurdos y disparatados chistes son los de locos geniales. Vamos con unos cuantos chistes de adorables locos de psiquiatría, el único negocio del mundo en el que el cliente nunca tiene la razón.

 

En un manicomio, un loco llama a la puerta de otro paciente. Toc, toc, toc.

Desde dentro se oye:

-¡No estoy!

-Vaya… Pues menos mal que no he venido


Una pareja de internos en el manicomio:

-María, ¿te quieres casar conmigo?

-¿Tú estás loco?

-¿Y tú?, ¿Estás aquí de vacaciones?


-Dios me ha dicho que soy el mejor.

-¡Mentira! ¡Yo jamás he dicho eso!


Esto eran dos locos en un manicomio y uno le dice al otro:

-Oye, ¿a que no eres capaz de subirte por la luz de la lámpara?

-Si, claro, qué listo… Para que luego tú apagues la luz y yo me caiga.


Está un loco escribiendo una carta, cuando llega un celador y le pregunta que hace:

-Escribo una carta, contesta el loco.

-¿Para quién?

-Para mí.

¿Y qué dice?

-No sé, ¡aún no la he recibido!


Alberto y Alicia son pacientes en un manicomio. Un día, mientras caminaban cerca de la piscina del hospital, él saltó inesperadamente y cayó hasta el fondo, donde permaneció inmóvil. La mujer se metió en el agua para salvarlo, nadó y lo sacó.

Cuando el director del hospital se enteró de su acto heroico, ordenó que se le diera de alta del hospital, pues consideraba que estaba mentalmente estable.

-Alicia, tengo dos noticias… una buena y otra mala. La buena es que te damos el alta, porque al meterte a la piscina y salvar la vida de otro paciente has demostrado que eres capaz de responder con cierto raciocinio ante una crisis, y tanto tus doctores como yo llegamos a la conclusión de que ya estás mentalmente sana y puedes abandonar el hospital.

La mala noticia es que aquel paciente a quien sacaste de la piscina se colgó en el baño con el cinturón de su bata…

-Qué cosas me dice, contesta ella muy sorprendida. ¡No se colgó! Lo tendí yo para que se secara.


¿Qué es lo mejor de la locura paranoico-esquizofrénica?

-Que uno nunca está solo.